El Vigilante Diario

Sigue conflicto por venta de tierras

Por José Antonio Miranda Leal

CHETUMAL.- Trascendió al fin el negocio de la compraventa de las dos mil hectáreas que un grupo de empresarios vinculados  a la fábrica de azúcar de San Rafael de Pucté, pretendió llevar a cabo con los ejidatarios de Nicolás Bravo, por las que pagaron un total de 10 millones de pesos, sin contar con la debida acta del cambio ambiental que hasta la fecha no les ha dado la Semarnat.

Esas tierras, informó Ariel Novelo  Morales, regidor del Ayuntamiento de Othón P. Blanco y ejidatario actual de Laguna Om, fue adquirida con engaño, coludiéndose la administración ejidal a cargo de Cristóbal Chí y Gualbero Caamal, quienes nunca informaron a los 485 ejidatarios legalmente constituidos que efectivamente los empresarios pagaron al 100% ese dinero en su totalidad, así como tampoco nada dijeron del documento legal firmado por ambas partes en donde se estipula que el trato fue de un usufructo por 30 años, con derecho a prórroga.

Tanto las autoridades ejidales como los compradores, dijo, jamás quisieron tramitar ante las autoridades respectivas el cambio de suelo, pues sabían que la Semarnat, al investigar que en dichas tierras existía selva, no les iban a otorgar el permiso legal. Simplemente con engaños procedieron a entregarle 20 mil pesos a cada ejidatario, informándoles que faltaba el pago de la otra mitad de la superficie total, lo cual es falso, pues el pago de la compraventa ya se realizó en su totalidad.

Ahora, añadió, no hay nada que pelear, no hay a quien demandar, y esas 2000 mil hectáreas de aquí a que transcurran 30 años nadie las puede aprovechar. Lo extraño, terminó diciendo, es que empresarios no es la primera vez que compran tierras. Se aprovecharon de las necesidades económicas de los campesinos de Nicolás Bravo. Llegaron con la maquinaria y desmontaron en menos de un mes todo, y ahora el ejido debe de pagar una multa administrativa. Los ejidatarios, concluyó, continúan en la espera de que se les paguen las “otras” mil hectáreas, pues en la asamblea  nadie desea hablar de la verdad de la situación.