Como
peje en el agua
Por
José A. Miranda
CHETUMAL.- A las 5 de la tarde comenzó
a arreciar más el agua. Pensamos, ya se vino abajo el evento en la Explanada de
la Bandera de Andrés Manuel Lòpez Obrador. En las inmediaciones, desde muy
temprano, por la mañana, elementos de seguridad pública estatal custodiaban el
sitio, se instalaron señalamientos –esos conos de color naranja– a dos cuadras
a la redonda prohibiendo el paso, sobre todo para la hora en que los
organizadores del mitin pensaban efectuarlo.
Pero la lluvia se imponía, tenaz, con
un leve viento frío que calaba los huesos. Nos quedamos en un resguardo cercano
al Palacio de Gobierno. La gente continuaba llegando, gente sencilla, mujeres,
niños, jóvenes, adultos. Otros, a las cinco de la tarde, mejor se retiraban,
cruzando los charcadales que se estaban formando.
Las cinco y media. Preguntamos. ¿Ya
llegó? Sí, dijo alguien que corría en retirada, ahora está hablando. Decidimos
mojarnos y nos lanzamos rumbo al templete improvisado a la vera del boulevard Bahía,
entre la Explanada y el arroyo de la avenida del boulevard, frente a la hermosa
bahía, que pese a la pertinaz lluvia y el cielo cerrado de gris, lucía hermosa.
Unas aves blancas iban y volvían, como
cuatro, volaban sobre la orilla del bahía y regresaban, quizá eran alcatraces.
Allí, cubierto por una endeble
sombrilla azul, pequeña, López Obrador hablaba de los malos gobiernos que han
venido sucediéndose en México. Agradecíaa a todos su presencia. A quienes
llegaron desde los municipios de José María Morelos, de Felipe Carrillo Puerto,
de Bacalar y de Othón P. Blanco. Vestido con guayabera blanca y pantalón
oscuro, con un collar multicolor de flores, mojado y mojándose, el candidato de
la alianza PT, PRD y Movimiento Ciudadano no daba un paso atrás. Parecía que el
mal tiempo no le importaba, parecía que no quería defraudar a su gente, gente
humilde, que al final, ya para dar término al acto, entonaba con él, con todos
los presentes, el Himno Nacional.
En los bajos del Palacio de Gobierno,
una larga fila a todo lo ancho del edificio cobijaba a la gente, se veía a un
grupo compacto, junto con los que llenaron la Explanda, más los que se cobijaron
a las puertas de la delegación del ISSTE, los que se quedaron bajo el pórtico
del Tribunal Superior de Justicia, y que
con paraguas endebles, lonas rústicas, bolsas de plástico jumbo, no se movían del
sitio, todo mundo buscaba y rebuscaba, querían reconocer en dónde se encontraba
López Obrador.
A las 6. 30 PM se le vio descender del
templete descubierto instalado a un lado del asta de la bandera. Estuvo un
momento allí, era imposible conseguir alguna impresión de él. Ya en el interior
de la camioneta de campaña, sacó la cara, saludaba de mano a la gente que no
quería despedirse de él, todo mundo quería tomarse una foto, sacaban cámaras,
celulares; sonriente, dejaba apapacharse, lucía jovial, risueño, seguía
mojándose, avanzaba el motor lentamente, lentamente, hasta pudimos decirle ya
de cerca, don Andrés, ahora sí, como Peje en el agua. Si, dijo, ¡Como peje en
el agua!
La comitiva avanzaba lentamente, se
alejaba entre los grandes charcos de agua que naturalmente tienen que formarse, por tanta lluvia. S
i asistieron dos mil gentes al evento,
debe tomarse como un promedio, Pensamos: esta gente que vino es sencilla, gente
de campo, está acostumbrada a estas inclemencias. Para muchos AMLO no les falló.
A su lado, Mauricio Morales Beiza, empapado hasta la médula; el acto era
también un espaldarazo para su campaña a la diputación federal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario