“Lo mío es ser lector y profesor”
“La lectura y la docencia son dos ejes fundamentales en mi vida profesional, con ellos me siento pleno”: Martín Ramos Díaz
“En realidad siempre me gustó leer, por lo menos desde que me encontré con Platón y Bernal Díaz del Castillo en los años de Preparatoria. Nunca me propuse escribir libros, para mí todo se resuelve en leer a los otros, a los que tienen cosas que decir. Al día de hoy, por razones profesionales, he publicado casi una docena de libros y una veintena de artículos especializados. Mi libro más reciente acaba de salir de la imprenta y se presentará en el Festival Internacional del Caribe, en Cancún. Se llama Vidas ignotas. Biografías de la frontera México-Belice, 1802-1846. El libro se trata justamente de eso, de vidas desconocidas que reconstruí con archivos de la época y cuyo relato biográfico va ilustrado con iconografía del siglo XIX. Salvo El jaguar azul, no he escrito libros de ficción. Todos son libros de reconstrucción de épocas, esto es, son estudios basados en fuentes históricas (archivos, periódicos, testimonios). Lo que publico, esencialmente, son estudios culturales”, dice Martín Ramos Díaz, profesor-fundador e investigador de la Universidad de Quintana Roo
“Nací en un pueblo pequeño en el Valle del Mezquital, en Tula, Hidalgo, para ser precisos. Crecí como muchos niños de esa región, entre huizaches, nopales, magueyes y cactus, más que entre libros y lecturas. Recuerdo poco la escuela primaria y sus maestros rurales. Me cuesta trabajo evocar los salones y los rostros de los educadores de la infancia. Para mi es más fácil recordar los paisajes desérticos de aquellos años, los ojos grandes de los asnos mientras caminaban por las veredas espinosas con su cargamento de pulque, o el balido de los borregos, materia prima de la barbacoa.
Las lecturas que recuerdo son las de la Preparatoria. Me refiero a aquellas lecturas que dejan huella y que, pienso, definen la vocación de algunas personas.”
Por Jaime Rodríguez
CHETUMAL.- Martín Ramos Díaz profesa una profunda pasión por los libros y las letras, de la misma manera que un músico se entrega a la ejecución de su instrumento. Y es que tanto la literatura como la música son lenguajes diferentes con tanto en común que sólo necesitan de la fuerza humana para trascender.
Martín Ramos Díaz, profesor-fundador e investigador de la Universidad de Quintana Roo, es autor de La novela mexicana en Estados Unidos 1940-1990, publicado en 1994 por la Universidad Autónoma del Estado de México; La diáspora de los letrados/Poetas, clérigos y educadores en la frontera Caribe de México (1997), edición a cargo de la Universidad de Quintana Roo y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Además, Cozumel/Vida porteña, 1920, edición de 1999 de la Universidad de Quintana Roo, el CONACYT, el ayuntamiento de esa isla y la Fundación de Parques y Museos de Cozumel. Coordinó también la publicación del libro Payo Obispo 1898/1998 Chetumal, en el que colaboraron los historiadores Francisco Bautista Pérez, Carlos Macías Richard, Antonio Higuera Bonfil, Gabriel Aarón Macías Zapata y el propio Martín Ramos Díaz.
El escritor reflexiona acerca de su infancia y los inicios en la lectura:
“Nací en un pueblo pequeño en el Valle del Mezquital, en Tula, Hidalgo, para ser precisos. Crecí como muchos niños de esa región, entre huizaches, nopales, magueyes y cactus, más que entre libros y lecturas. Recuerdo poco la escuela primaria y sus maestros rurales. Me cuesta trabajo evocar los salones y los rostros de los educadores de la infancia. Para mi es más fácil recordar los paisajes desérticos de aquellos años, los ojos grandes de los asnos mientras caminaban por las veredas espinosas con su cargamento de pulque, o el balido de los borregos, materia prima de la barbacoa.
Las lecturas que recuerdo son las de la Preparatoria. Me refiero a aquellas lecturas que dejan huella y que, pienso, definen la vocación de algunas personas.”
Las primeras experiencias literarias datan de sus días de adolescencia, sin presión y más como la atracción natural de las cosas:
“La conciencia de la lectura llegó un poco tarde, cuando dejé la adolescencia. Hablo de la lectura como placer, cómo algo que buscas por gusto y no por obligación escolar. En la única biblioteca, pequeñísima, de la única Preparatoria del pueblo encontré por azar dos libros que leí completos: Diálogos, de Platón, e Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo. Fue la primera vez en mi vida que leí libros íntegros. Y en ese año yo era un estudiante de segundo de Preparatoria. Al poco tiempo abandoné familia y pueblo. Con el título de Bachiller en Humanidades bajo el brazo dejé la casa materna y fui a estudiar Filosofía en Toluca, en la Universidad Autónoma del Estado de México. La fría Toluca era ideal para encerrarte a estudiar, con detenimiento, a los pensadores griegos.”
---¿Qué escritores han influido en tu obra, cuales son las fuentes literarias que te han nutrido?
---En la escuela de Filosofía de Toluca, en la cima de un cerro dentro de la ciudad universitaria, encontré a dos o tres especialista en filosofía Griega. Como los inscritos en esa carrera éramos muy pocos, nuestros maestros se esmeraban en atendernos.
Mi mentor fue un profesor español formado en París, su doctorado en Filosofía lo había obtenido en la Sorbona con una tesis sobre Platón. Por eso la mejor cátedra sobre griegos la impartía él. Con él, el profesor Blanco Regueira, estudié Platón y luego Aristóteles. Más tarde él dirigió mi tesis que fue sobre Blas Pascal, un filósofo francés cuyos aforismos me sedujeron en aquella época. Naturalmente también debí estudiar filosofía moderna, particularmente a filósofos germanos e ingleses, así como algo de marxismo. Pero mi interés siempre estuvo en los libros de los griegos y en los pensadores religiosos de Medievo y del Renacimiento. Aún sigo interesado en ellos y cada que puedo retorno a los clásicos, aunque ahora leo más a Herodoto, el historiador, que a Platón o Aristóteles. Poco después de terminar los estudios de Filosofía en Toluca continué con mi formación académica en la ciudad de México. Fue una época en la que los libros de Blas Pascal me mantenían ocupado. Equivocadamente creía que la belleza de sus escritos estaba en el buen conocimiento del lenguaje, por encima de la profundidad de la reflexión. No me daba cuenta que eran dos caras de una misma moneda. El caso es que por Pascal, por la belleza de sus aforismos, comencé a estudiar Literatura en la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México.
---¿Te visualizaste a futuro como escritor o fue una labor que te propusiste cuando iniciaste los estudios de Literatura?
---En realidad siempre me gustó leer, por lo menos desde que me encontré con Platón y Bernal Díaz del Castillo en los años de Preparatoria. Nunca me propuse escribir libros, para mí todo se resuelve en leer a los otros, a los que tienen cosas que decir. Al día de hoy, por razones profesionales, he publicado casi una docena de libros y una veintena de artículos especializados. Mi libro más reciente acaba de salir de la imprenta y se presentará en el Festival Internacional del Caribe, en Cancún. Se llama Vidas ignotas. Biografías de la frontera México-Belice, 1802-1846. El libro se trata justamente de eso, de vidas desconocidas que reconstruí con archivos de la época y cuyo relato biográfico va ilustrado con iconografía del siglo XIX. Salvo El jaguar azul, no he escrito libros de ficción. Todos son libros de reconstrucción de épocas, esto es, son estudios basados en fuentes históricas (archivos, periódicos, testimonios). Lo que publico, esencialmente, son estudios culturales.
“Supongo que en algún momento del futuro exploraré la escritura de ficción. Pero por ahora, lo mío, lo mío, es ser lector y profesor. La lectura y la docencia son dos ejes fundamentales en mi vida profesional, con ellos me siento pleno.”
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