Janet y su influencia en el arte

Presente en la literatura, la música, la pintura y la escultura


Por Jaime Rodríguez

CHETUMAL.- A 56 años del paso del huracán Janet por Chetumal, el 27 de septiembre de 1955, el suceso aún permanece fresco en el recuerdo de los chetumaleños sobrevivientes a la tragedia. Este fenómeno meteorológico ha sido, desde entonces, un parte aguas en la historia de Chetumal y ha sido tema de diversas obras de artistas y creadores chetumaleños.
La historia del huracán ha sido narrada por abuelos a hijos y nietos. Es de todos conocida la “casa voladora” (que nunca voló) ubicada sobre la Calzada Veracruz y la leyenda urbana construida alrededor de ella, como tantas otras divulgadas a través de los años, en reuniones familiares o tertulias vespertinas entre juego infantiles y reunión de vecinos.
La línea del tiempo ha sido trazada muchas veces y los sucesos previos y durante el paso de “Janet” sobre tierras chetumaleñas se han narrado en diversas publicaciones periódicas o bibliográficas. Destacan, por ejemplo, un libro escrito por Santiago Pacheco Cruz titulado ‘Janet o la tragedia de Chetumal’ editado en 1957; otro libro documentado es ‘Janet’ de Francisco Bautista Pérez editado en 2004, libro que da cuenta de los hechos a partir de entrevistas realizadas a los sobrevivientes y sustentado en la investigación que su autor realizó en diferentes fuentes bibliográficas, buscando dar un panorama científico y literario a una tragedia que cambió para siempre la vida y la fisonomía de Chetumal.
Obras pictóricas murales dan cuenta del huracán Janet en sus trazos y rincones hoy olvidados por los ojos curiosos y la apatía de la vida moderna. En el mural del Congreso del Estado y el que se encuentra en el viejo club campestre (hoy SUTAGE) se aprecian detalles y estampas del suceso. La fuente del Parque del Renacimiento tiene una ambivalencia entre los chetumaleños: gusta y llena de orgullo a unos y trae amargos recuerdos e incluso terror en otros.
Las casas de madera de estilo colonial inglés desaparecieron. Vendría la modernización urbana, la recuperación de la ciudad era necesaria y aunque fueron 187 los muertos oficiales, se estima que muchas personas desaparecieron.
La fuerza de voluntad y la necesidad de sobrevivir a la catástrofe se ha narrado en la canción de Carlos Gómez Barrera, “Leyenda de Chetumal”, pieza musical interpretada por tantos cantantes y agrupaciones locales, se escucha en las horas de la tarde en el reloj del palacio municipal. En el mes de agosto de 2010 se presentó el espectáculo musical “Mukuyé”, obra escénica que trató de revivir el recuerdo del huracán Janet y cuya historia no tenía nada que ver con la realidad histórica.
Quizá las generaciones más jóvenes son las menos sensibles a este tipo de recuerdos. Acostumbrados a una era de comodidades, el único huracán con la fuerza similar que les tocó vivir, fue “Dean” en agosto de 2007.
Sin embargo, a 56 años de este suceso, Chetumal continúa su metamorfosis en el aspecto urbano y social. La ciudad ha crecido y cada vez llegan nuevos avencidados, la mayoría desconoce la historia de “Janet” lo cual provoca recelo entre los “de buena madera”. Resguardar la historia para unos cuantos contribuye al ocaso de la identidad local. La memoria histórica es la base de toda sociedad que se precie de serlo y pretenda perdurar a través del tiempo; porque los habitantes de esta ciudad deben cuidar su Tierra de huracanes más peligrosos y voraces e intrascendentes.
El eco de los vientos del huracán Janet (o “ciclón Janet” como lo narraba una maestra de primaria de mi infancia) reverbera en la memoria de quienes fueron niños y adolescentes en 1955. Los que hoy somos adultos crecimos con el temor de vivir un huracán y las generaciones más jóvenes simplemente, crecen rápidamente y sin un suceso que los marque generacionalmente.
Recordemos con respeto a quienes murieron aquella noche del 27 de septiembre de 1955. Revaloremos la historia de nuestra ciudad y construyamos mejores amaneceres ante la adversidad de los tiempos difíciles, contra toda voluntad o fuerza sobrenatural más no divina.
Y así renaceremos y progresaremos.

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