Políticos mitómanos

Recientemente varios funcionarios han sido descubiertos en grandes mentiras, unas más graves que otras

Por Jorge Carrillo Beltrán

CHETUMAL.- Un gran porcentaje de los políticos en México manejan la mentira para ofrecer y comprometerse a muchas cosas, sobre todo en campaña, y cuando llegan al poder simplemente se olvidan de sus ofertas y compromisos o culpan a otros para justificarse.
Es difícil para los reporteros digerir este tipo de situaciones, pues sus mentiras son replicadas en los medios donde escribimos tal cual las exponen los políticos y peor aun cuando ya son funcionarios de primer nivel, ya sea municipal, estatal o federal.
Hay mentiras que sostienen la esperanza de toda una nación, como la que se dijo hace poco más de cinco años cuando se manejó que éste era el “presidente del empleo”, que íbamos a “vivir mejor”, otras son producto de la ignorancia o el descuido, como cuando una funcionaria sostuvo que invitaría al próximo festival de Cultura del Caribe a un artista fallecido en 2008.
“Estamos haciendo todo lo posible para que venga Byron Lee, estamos en las negociaciones y hay toda la voluntad de Byron Lee, estoy segura que la gente de aquí se va a desbordar”, apuntó en su momento Castilla Madrid.
Cabe señalar que Byron Lee falleció el 4 de noviembre de 2008 a los 73 años de edad, al perder la lucha contra el cáncer.
Otras falsedades caen en el delito de encubrimiento, como cuando el secretario de Seguridad Pública, Bibiano Villa Castillo, trató de encubrir un homicidio y el abuso de autoridad de dos de sus escoltas.
La más reciente mentira fue la protagonizada por el presidente municipal de Solidaridad, uno de los principales centros turísticos del país, a cargo de Filiberto Martínez Méndez, que en red estatal sostuvo la versión de que había sido víctima de un hecho violento, cuando los únicos que lo protagonizaron fueron sus escoltas en contra de una camioneta fantasma.
Lo anterior fue desmentido por el propio procurador de Justicia del Estado, Gaspar Armando García Torres.
Otra mentira avalada por “mayoriteo”, fue la de la cuenta pública 2009 del Ayuntamiento Benito Juárez, aprobada en el Congreso del Estado, donde en tribuna se dijo que
por estrategia, sólo para exhibir a ex funcionarios de oposición, se aprobó un faltante de más de 89 millones en lugar de los resultados que se habían dado a conocer antes por unos 29 millones; en ésta participaría la Auditoría Superior, una institución que debiera mantenerse fuera de este tipo de escándalos.
Tanto las mentiras como el ocultamiento de información o falta de transparencia son dañinas, como cuando un presidente municipal afirma que de su bolsillo pagó los gastos para que una delegación de funcionarios viajara a China en busca de inversiones.
Otra de las mentiras de Carlos Mario Villanueva fue que a partir del lunes pasado entrarían en vigor las sanciones para quienes tiraran basura en Othón P. Blanco; o la de antes, hace más de un mes, en la que afirmó que en 15 días llegarían nuevos contenedores y camiones para la basura.
Científicamente la mitomanía se define como el trastorno psicológico consistente en mentir patológica y continuamente falseando la realidad y haciéndola más soportable; el mitómano sublima su impulso transformándolo en arte.
La mitomanía es una tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciendo la realidad de lo que se dice; con frecuencia, el enfermo desfigura mentirosamente la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola (delirio de grandeza) o simplemente disfrazando unos humildes orígenes con mentiras de todo tipo, de forma que llega realmente a creerse su propia historia y se establece una gran distancia entre la imagen que tiene la persona de sí mismo y la imagen real.
Si bien la mentira puede ser útil y es un comportamiento social frecuente, el mitómano se caracteriza por recurrir a esta conducta continuamente sin valorar las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable, urdiendo todo tipo de sistemas delirantes.
Esta característica está asociada a trastornos de personalidad graves y se puede relacionar con dos tipos de caracteres: por un lado, los necesitados de estimación, y por otro, los que sufren un trastorno de personalidad, es decir, las personas que tienen un ánimo muy elevado son superficiales, frívolos, soberbios e impacientes.
Como propuesta, sería interesante someter no sólo a los elementos de seguridad a exámenes de confianza, sino a todo aquel que desee ocupar un cargo público, sobre todo si éste es de representación social, porque a nadie le agrada la idea de que es dirigido o representado por un enfermo mental, por un mitómano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario