Rosca de reyes, añeja
 pero cambiante tradición

Se ha convertido más en un evento social sin el espíritu de lo que fue en un principio. Dentro de la rosca se incrustan uno o varios muñequitos, alusivos a Jesucristo (según la tradición católica), simbolizando que el niño tuvo que ser escondido y protegido

Por Jaime Rodríguez

CHETUMAL.- Con el ritual familiar de la rosca de reyes finalizan las fiestas navideñas y es el momento en que se abren los regalos recibidos a un lado de los zapatos que, colocados a la puerta la noche previa al 6 de enero, simbolizan la esperanza de miles de niños que aún conservan la tradición de recibir un juguete, muy temprano por la mañana.
Adultos conviven con familiares y amigos en torno a la rosca, saboreando chocolate caliente, algún refresco o café.
Esta tradición se vive de diferentes maneras en todo el país. En Chetumal es costumbre comer rosca de reyes en cada casa u oficina a la que se llegue. La rosca nunca falta y la tradición se ha convertido más en un evento social sin el espíritu de lo que fue en un principio. Y es que los tiempos cambian, así como las costumbres y los hábitos, las formas de vivir la vida en sociedad.
Si bien nuestras tradiciones perduran, han sufrido cambios en su contexto, que van desde el pretexto para “armar la fiesta” en la que no se estrechan los lazos de afecto entre familiares y amigos, incluso en los niños late más el deseo de recibir juguetes electrónicos, teléfonos celulares o plataformas de videojuego.
La rosca de reyes tiene su origen en las fiestas paganas llamadas “saturnales romanas” y se relaciona con una representación complementaria y comestible de la corona de adviento, fiesta en la que el pueblo romano celebraba al dios Saturno durante los días más largos que estaban por venir tras el solsticio de invierno. Para los festejos se elaboraban tortas redondas con higos, dátiles y miel que eran repartidas por igual entre esclavos y plebeyos. Hacia el siglo III, en el interior del dulce se introducía un haba seca, y el afortunado al que le tocaba era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo establecido de antemano. Desde los romanos existían juegos del haba en la península ibérica.
En México la tradición fue importada en el siglo XVI desde España, y es costumbre en muchos sitios del país merendar la rosca de reyes con chocolate caliente o atole, además de adornarla con miel y frutos del desierto, como dátiles e higos. Dentro de la rosca se incrustan uno o varios muñequitos escondidos alusivos a Jesucristo (según la tradición católica), simbolizando que el niño tuvo que ser escondido y protegido en los días del relato. Originalmente, el muñeco se hacía de porcelana o cerámica, y actualmente es de plástico resistente al calor. Normalmente, la cantidad de “niños” en el pan dulce varía de acuerdo con el tamaño de la rosca, aunque puede solicitarse una cantidad determinada e incluso no tener ninguno. La persona que encuentre el muñeco se compromete a dar una fiesta y preparar tamales para todos los presentes durante el Día de la Candelaria, el 2 de febrero.

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